IDENTIDAD, FRONTERAS Y EXCLUSIÓN: EL RELATO ANTIIMIGRACIÓN DE VOX

Vox, partido político de extrema derecha en el panorama español, ha construido gran parte de su identidad discursiva y electoral sobre una visión profundamente restrictiva y alarmista de la inmigración. A través de un lenguaje beligerante, el partido ha situado a los inmigrantes particularmente a aquellos procedentes de África y del mundo árabe como una amenaza para la seguridad, la identidad cultural y el bienestar económico del país. Esta narrativa, sin embargo, ha sido duramente cuestionada desde múltiples sectores por su carácter simplificador, estigmatizante y, en muchos casos, abiertamente xenófobo.

El partido diferencia formalmente entre inmigración legal e ilegal, pero en la práctica ha mostrado un rechazo generalizado hacia cualquier forma de inmigración que no responda a criterios estrictamente utilitaristas. En sus intervenciones públicas y documentos programáticos, se promueven medidas como la deportación inmediata de personas en situación irregular, el endurecimiento de los requisitos para obtener la nacionalidad y la restricción del acceso a servicios públicos a quienes no cumplan ciertos estándares de “arraigo” o “asimilación”. Tales propuestas han sido criticadas por vulnerar derechos fundamentales reconocidos tanto en la legislación nacional como en convenios internacionales suscritos por España.

Desde una perspectiva cultural, Vox sostiene que no todas las culturas son compatibles con la española. Esta idea, que parte de una visión excluyente y esencialista de la identidad nacional, conduce a una demonización de colectivos enteros, especialmente los musulmanes. El partido ha asociado reiteradamente a la inmigración islámica con la inseguridad, el terrorismo y el retroceso de los valores occidentales, reforzando así estereotipos peligrosos que alimentan el racismo y la desconfianza social.

En el terreno económico, Vox ha definido que la inmigración supone una carga para los recursos del Estado y una competencia desleal para los trabajadores nacionales. No obstante, estudios demográficos y económicos desmienten esta afirmación: la inmigración ha contribuido de forma activa al sostenimiento del sistema de pensiones, al crecimiento del PIB y al funcionamiento de sectores clave como la agricultura, la construcción o el cuidado de personas. Pese a ello, el partido sigue explotando el malestar social derivado de la precariedad laboral y la crisis de los servicios públicos, utilizando a los inmigrantes como chivo expiatorio de problemas estructurales que tienen causas mucho más complejas.

El enfoque de Vox sobre la inmigración no responde a una política migratoria integral, basada en datos y derechos, sino a una estrategia electoralista que instrumentaliza el miedo y la desinformación. En lugar de proponer soluciones a los desafíos reales que plantea la gestión de los flujos migratorios, opta por fomentar la división, el enfrentamiento y la deshumanización del “otro”. Esta postura no solo erosiona el tejido social, sino que también pone en entredicho los principios democráticos y de convivencia que sustentan el Estado de derecho.

En un contexto global marcado por la movilidad humana, la diversidad y los desafíos compartidos, el discurso de Vox representa un retroceso que impide avanzar hacia una sociedad más justa, inclusiva y cohesionada.

Conclusión

La visión que Vox proyecta sobre la inmigración no es simplemente una postura política más dentro del debate democrático, sino una construcción ideológica que convierte a los inmigrantes en el blanco de frustraciones sociales y económicas. Su discurso, lejos de aportar soluciones eficaces y realistas, se sustenta en el miedo, la desinformación y el rechazo. Esta narrativa no solo degrada la calidad del debate público, sino que también socava los principios fundamentales de igualdad, solidaridad y respeto a los derechos humanos. En una sociedad plural como la española, la respuesta a los desafíos migratorios no puede basarse en la exclusión, sino en políticas públicas responsables, informadas y centradas en la dignidad de todas las personas, independientemente de su origen.

 

 

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